19 nov 2011

Es demasiado paradójico para su entendimiento.

Le adora, cada parte de su alma y de su cuerpo, siente explosiones, supernovas, cada vez que recibe un mensaje suyo, es tener el mayor arma del mundo sin poderlo utilizar en contra de nadie, excepto de su creador. Primero se detiene el tiempo, cuando vuelve a correr se ilumina toda Ella, brilla con luz propia, después, sonríe alejando cualquier partícula, molesta o no, ¡y crea el vacío para dar lugar a la efímera felicidad!
Se siente bien hasta que se vuelve a los límites del pensamiento, se dice Ella. Ella, la misma que bebe del mensaje, que se alimenta de él, que vuela para poder llegar a sí misma… y de pronto no es suficiente, existe una necesidad de muchas letras más con espacios de tiempo más breves. Se da cuenta de que cuando no está Él Ella no es la misma o sí lo es, no obstante menos acentuada, menos visible.
Rememora lo que le acaba de escribir su guarda “soy más yo contigo que con el resto de las personas”; Y se pregunta por qué hace las esperas tan longevas si eso es cierto, por qué la abandona cientos de veces, por qué ella no es la única en su vida si la otra parte de la “unicidad” no es nada en comparación, por qué no empiezan a vivir, por qué no se dicen esas palabras, por qué…
Si caen, pierden AMBOS.  


No viviremos. 

4 comentarios:

  1. vaya, simplemente las dos primeras lineas ya quitan el aliento, excelente. Un beso

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  2. Supongo que cuanto más alejado estás de esa persona, más te das cuenta de que la necesitas.
    Que ya no puedes vivir sin él, como le ocurre a tu protagonista.
    (Un texto muy bonito. Escribes genial)

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  3. Cuando quieres a alguien, cada gesto significa un tesoro más que guardar en esa pequeña cajita de madera y terciopelo que escondemos en nuestro más profundo paréntesis entre el tiempo y espacio.

    Un texto muy bueno. Por cierto, te sigo ^^

    K.

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  4. "Soy más yo contigo que con el resto de las personas".

    Maravillosa entrada, siempre con tu melodía otoñal que incita a leer tu blog en una tarde lluviosa mientras se vacía la taza de café.

    Un abrazo cargado de estrellas, Septiembre.

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